La debida gestión pesquera

El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas. Paul Greenberg

REVISTA PESCA

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero.

En 2023 cumplimos 64 años de publicación en el Perú.

Las ediciones a partir del 2010 se publican en formato digital (PDF) en la siguiente página web: http://www.issuu.com/revistapesca/docs


Merecemos una gestión de la pesca con visión de país y compromiso con el ciudadano.

Los peces del Perú, primero para los peruanos


viernes, 29 de octubre de 2010

Subsidios pesqueros, licencias pesqueras indebidas: la necesidad de una revision de normas

El Ministro de la Producción ha denunciado a fines de Octubre a dos funcionarios de le Dirección General de Extracción y Procesamiento Pesquero por actos de corrupción en el otorgamiento de licencias de Pesca. El Director fue reemplazado.

La Dirección General de Extracción y Procesamiento Pesquera es responsable del manejo de todo el sistema de licencias de pesca y su debido control.

Es dicha Dirección la responsable del DS 010-2010-PRODUCE y de la RM 163-2010-PRODUCE, entre otras.

Estas dos normas merecen ser revisadas por razones que se han expuesto en numerosos artículos durante el presente año 2010.

La primera de ellas porque omite normar sobre los procedimientos de desembarque de anchoveta para consumo humano en estado fresco, contradiciendo las políticas de promoción del consumo de anchoveta.

La segunda porque al autorizar licencias de pesca para pota a embarcaciones de bandera extranjera, omite analizar los impactos negativos sobre la industria congeladora nacional y sobre la actividad artesanal.

Existen suficientes argumentos técnicos para que dichas normas sean revisadas.

La existencia de convenios de cooperación con gobiernos extranjeros no puede ser compensada otorgando licencias pesqueras que atentan contra la industria pesquera nacional, por cuanto desnaturaliza el concepto de cooperación. Más aún cuando la cooperación tiene forma de subsidio a la pesca en el país de origen. Y la propia flota que realiza capturas en alta mar puede estar subsidiada.

La denuncia presentada por el Ministro incorpora un nuevo elemento de juicio para revisar dichas normas y es el de asegurar que en la formulación de las mismas no han intervenido otros factores que no sean los estrictamente técnicos y de conveniencia para el Estado y la pesquería peruana.

Por las mismas razones debería revisarse todas y cada una de las normas formuladas por la Administración anterior.

SUBSIDIOS PESQUEROS

Los gobiernos otorgan a sus flotas pesqueras entre 30 y 34 billones de dólares por año. De estas, por lo menos 20 billones apoyan directamente las operaciones pesqueras que de otra manera tendrían que ser financiadas por la propia industria. Y los resultados son devastadores. Los subsidios a los combustibles, además de devastar las poblaciones de peces, sustentan a la flota arrastrera de alta mar que destruye especies marinas de crecimiento lento, como los corales de profundidad de siglos de antigüedad o las esponjas marinas.

El punto es que estos subsidios han desordenado y distorsionado la dinámica del libre mercado, y han producido una verdadera armada pesquera global que supera en un 250% el tamaño de la flota que se requiere para hacer de la pesca industrial una actividad sustentable.

Quizás más perturbador aún es el hecho de que estos devastadores subsidios pesqueros sean una de las principales causas de la pesca ilegal, no reportada, y no regulada, conocida también como pesca "pirata".

La industria pesquera saca del agua entre 4 y 9 billones de dólares en peces cada año, dando un duro golpe a los países en vías de desarrollo altamente dependientes de la pesca como fuente primaria de ingresos y de proteína. Por ejemplo, el año 2005 y 2006 Oceana documentó en el Mediterráneo numerosos barcos que usaban redes de pesca ilegales. Muchos de estos operadores habían recibido dinero de un programa de la Unión Europea que proporcionó 200 millones de euros (240 millones dólares en aquel momento) para convertirse su sistema de pesca a redes legales.

En efecto, eliminar los subsidios pesqueros es acción más grande y simple que podría llevarse a cabo para proteger las pesquerías en mundo y las comunidades que dependen de ellas para subsistir.


Desde el punto de vista de la “sostenibilidad” de los recursos, los comentaristas distinguen dos tipos diferentes de subvenciones en la industria pesquera:

1)       Las negativas: Aquí se engloban las subvenciones que afectan adversamente a los recursos pesqueros al alentar el esfuerzo de pesca.

2)       La positivas: Comprende las subvenciones cuya finalidad es reducir el esfuerzo de pesca para que esta actividad sea más sostenible desde el punto de vista ambiental y para permitir la recuperación de las poblaciones de peces.

Sin embargo se requiere prudencia al hacer esta distinción a causa de los posibles efectos secundarios de las subvenciones; así una subvención "buena" puede tener efectos secundarios "malos" si no va acompañada de otras medidas de política general.

Las subvenciones más positivas son aquellas que están encaminadas a reducir la capacidad de la flota pesquera a fin de aliviar la presión sobre los caladeros, o bien para adaptar la dimensión de la flota a las posibilidades de pesca. Entre ellas cabe mencionar los planes de retiro de buques (o programas de retrocompra) para reestructurar la flota y alentar la eliminación gradual de ciertas embarcaciones de pesca; la asistencia financiera a proyectos o actividades encaminados a la reconversión de los pescadores en otras actividades; las ayudas para la construcción y/o la modernización de barcos pesqueros, sin aumentar la capacidad de pesca, con objeto de potenciar la eficacia, calidad y utilización de los recursos en el sector pesquero.

Estas medidas para ser eficaces por lo general, tienen que aplicarse junto con otras; por ejemplo, un programa de retrocompra de barcos deberá apoyarse con una moratoria sobre la entrada de cualquier nueva embarcación en la flota.

Está claro que cualquier forma de subvención a una industria pesquera puede conferir una ventaja competitiva a una empresa subvencionada respecto de otra que no lo está.