La debida gestión pesquera

El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas. Paul Greenberg

REVISTA PESCA

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero.

En 2023 cumplimos 64 años de publicación en el Perú.

Las ediciones a partir del 2010 se publican en formato digital (PDF) en la siguiente página web: http://www.issuu.com/revistapesca/docs


Merecemos una gestión de la pesca con visión de país y compromiso con el ciudadano.

Los peces del Perú, primero para los peruanos


viernes, 11 de septiembre de 2015

Sector pesquero se diversifica

“Cómo surgen nuevas industrias en la explotación de recursos naturales.
La empresa peruana Tecnológica de Alimentos S. A. (TASA) acaba de informar que en los próximos meses comenzará a producir y exportar Omega 3 (aceite de pescado concentrado) a mercados de Asia, Estados Unidos y Europa. La noticia es un hito en el progreso de la industria pesquera nacional y, además, un ejemplo ilustrativo de cómo se diversifica la producción sin necesidad de que intervenga el estado.
Tal como lo ha señalado el presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE), Roberto Abusada, ningún proceso de diversificación productiva se hace desde el estado -como cree el actual gobierno-, sino desde abajo hacia arriba, por acción de las fuerzas del mercado. La experiencia “industrializadora” de los años 70 lo corrobora: ninguna de las industrias que promovió el estado sobrevivió, porque no tuvieron correlato alguno con los mercados.
En el caso de TASA, ha sido la demanda potencial del producto lo que  impulsó a esa empresa a invertir en la construcción y equipamiento de una planta para producir aceite de pescado concentrado, y como resultado de esa apuesta ya ha sido visitada por directivos de empresas asiáticas, estadounidenses y europeas que demandan Omega 3.
Otra enseñanza importante que nos deja la experiencia de TASA es que desmiente el relato estatista que sostiene que la explotación de nuestros recursos naturales nos condena a ser un país primario-exportador. Al contrario, la explotación de esos recursos genera cadenas productivas de industrias y servicios conexos. Esto lo vemos también en la minería, alrededor de la cual han emergido nuevas industrias, como la de refinados y la metalmecánica.
La producción de Omega 3 se suma a otras industrias derivadas de la pesca que se han consolidado con el libre mercado, como la de alimentos balanceados para animales, la de conservas de pescado o la de congelados.
El sector pesquero, por cierto, tiene un enorme potencial diversificador que podría ser aprovechado al máximo. Por ejemplo, en la producción de nuevos derivados de los concentrados de proteínas marinas o en la explotación industrial de algunas especies como el atún y la pota.
Quizá el papel del estado en estos esfuerzos sea el de fomentar la investigación orientada a desarrollar tecnologías para encapsular Omega 3 en nano-cápsulas que se mezclan con otros alimentos para darles mayor valor nutritivo, o para producir las cápsulas gelatinosas convencionales que tienen una gran demanda global.
La explotación industrial de pota permitiría aprovechar una especie altamente nutritiva que está subexplotada. Las empresas industriales podrían abrir nuevos mercados dentro y fuera del país, y gracias a su infraestructura. que incluye una cadena de frío y un soporte logístico modernos, se podría llevar la pota a la sierra y a la selva, convirtiéndola en la segunda fuente de proteínas del país.
La industria pesquera también podría explotar en gran escala el atún, un producto que tiene gran demanda en el mundo, pero primero se tendría que encontrar la manera de compensar el alto costo que se invierte en combustible para los barcos, por ser una especie que se extrae mar adentro.
En conclusión, la explotación de nuestros recursos naturales pesqueros ha permitido crear nuevas industrias y tiene un gran potencial para crear otras más. Ha diversificado su producción en buena parte, y puede seguir diversificando más, sin necesidad de que el estado intervenga como el gran elector, solo con libre mercado”

Fuente

NOTA DE PESCA

Interesantes opiniones que no dejan de tener gran parte de razón.

Sin embargo el libre mercado tiene que tener control en el caso de la industria extractiva porque necesita ser regulada en beneficio de la sostenibilidad de los recursos y por los impactos que causa sobre el medio ambiente y el ecosistema.

Hay consecuencia sociales también sobre la pesca artesanal cuando esta compite con tecnologías a las que no puede acceder que son además potencialmente depredadoras si no se regulan.

La propia industria congeladora y conservera nacional puede encontrar competencia desleal en algunas circunstancias bajo presencia de flotas de bandera extranjera. 

La actividad del atún no es igual que la de la pota ni la del jurel o anchoveta. Ninguna especie es exactamente similar a otra en cuanto a manejo e impactos.


Ningún extremo es bueno. Una especie extinguida no puede ser regulada. Para no llegar a la extinción ni al impacto negativo sobre ningún área de las actividades humanas, comerciales y ambientales, debe haber controles y regulaciones.